FEDERACION DE SINDICATOS DE QUELLON CHILOE
lunes, 16 de febrero de 2009



Lo sostuve durante los 3 últimos años ante amigos, ante los estudiantes universitarios que me invitaban a sus seminarios y Conferencias, ante los propios trabajadores salmoneros y los pescadores artesanales, en donde me inserté en Febrero del año 2006: La Industria salmonera era el Último Mito Chilote…pero sería el primero en desaparecer.


Y ahí está.

Paso a paso, en sólo 3 años, la Industria símbolo del Modelo de Crecimiento Económico chileno, no sólo acumuló más de 70 trabajadores muertos a su haber, sino que preparó su propia muerte, cometiendo todos los errores que tuvo a su alcance para llegar hasta la situación de hoy, de andar pidiendo la limosna estatal y de dejar a sus trabajadores frente a la re-edición del PEM y del POJH, que ciertamente nada tienen que ver con la “modernidad” y el “progreso” prometidos.

Mi único mérito, tal vez, haya sido lograr interpretar correctamente los datos y las evidencias de un desastre inminente que se apreciaba en todas las localidades intervenidas por esa Industria, el no haberme dejado impresionar por los oropeles y la fastuosa propaganda salmonera y especialmente por haber resistido hasta la infiltración de mi trabajo que se produjo en mi propia familia, hoy con una integrante menos, debidamente desvinculada… por “trucha”.

El VERDADERO “mérito” en esta desaparición acelerada de la salmonicultura intensiva, en las X y XI Regiones del país, proviene de la propia Industria, que ajustó todas las piezas necesarias para que la Naturaleza que agredía minuto a minuto le destinara todas las plagas de Egipto… y con bonus-track.

En efecto, la Industria salmonera quiso establecer, por decreto y en base a su red de influencias políticas, nuevas relaciones de intercambio y equilibrios allí donde la Naturaleza ya los había establecido tras milenios de evolución; quiso competir con leyes elaboradas por su Bancada Salmonera con las leyes propias de una Naturaleza de cambios lentos, pero dinámicos y siempre en balance; quiso abusar a su antojo de un Sistema Acuático vivo…hasta que la Naturaleza respondió.

El mayor detractor de la salmonicultura intensiva fue, es y será la Naturaleza, porque nada es más agresivo, nada más anti-natural y artificial, que la salmonicultura intensiva, que induce a la sobre-explotación pesquera haciendo que para alimentar a 1 tengan que dejar de comer entre 5 y 10; que destruye las economías locales y los sistemas sociales para obtener mano de obra barata para sus centros de producción o plantas procesadoras; que usa colorantes, pesticidas, antibióticos, fungicidas, hormonas y desinfectantes, sin medida alguna, durante todo el ciclo de producción de los salmones, pagando apenas $ 7 (7 pesos chilenos) por cada metro cuadrado de agua que contamina 1.

Pero quizás si, por fin, la Industria salmonera haya entendido que su peor enemigo es el propio sistema acuático que agrede a diario, que de él provino el castigo a tanto abuso…y la venganza salmonera no se ha hecho esperar.

Desde mediados del año 2008, la Industria salmonera ha ido retirándose de sus posiciones no sin antes provocar graves eventos de degradación ambiental en las X y XI Regiones, que son acallados por la prensa funcional a esta industria tóxica o bien distorsionados para que sólo aparezca una muestra de la tragedia ambiental causada. En las últimas semanas, la prensa salmonera, cautiva por la compra de espacios publicitarios que pronto también desaparecerán, ha usado un grave hecho como lo es la fuga de salmones en el Seno de Reloncaví (X Región) simplemente para ocultar una situación de total crisis sanitaria que la Industria salmonera ha causado en Melinka (XI Región).

En efecto, el día 6 de Enero, el Diario “El Llanquihue” de Puerto Montt (la capital salmonera) tituló en portada “Impresionante fuga de 240 mil salmones”, desde centros de producción ubicados en Calbuco (X R). Desde entonces, la televisión abierta nacional y la del cable regional, no han dejado de hablar de este caso. Con el transcurso de los días, aunque sin aparecer en portada, el mismo periódico salmonero informó que en realidad la fuga era de 700 mil salmones, desde centros ubicados desde Hualaihué hasta Calbuco y cubriendo un arco de más de 200 kilómetros de borde costero del Seno del Reloncaví 2.

Lo destacable no ha sido la gran cobertura que esta “¿fuga?” de salmones ha tenido en la prensa regional, sino que esta noticia ha sido usada para encubrir y sepultar una situación mucho más grave que se ha estado manifestando en las últimas 5 semanas en Melinka (Región de Aysén).

En efecto, por más de un mes, miles de salmones muertos por el virus ISA han sido acopiados, en bolsas construidas con trozos de redes salmoneras, al interior de las balsas-jaulas de un centro de producción de AQUACHILE ubicado en el Sector Repollal, al suroeste de Melinka. Por 5 semanas ya, bolsas de cadáveres de salmón flotan en el medio acuático libremente, violando todas las normas sanitarias generales vigentes y aquellas que se han elaborado específicamente para la salmonicultura.

Las Fotos 1 y 2 muestran cómo AQUACHILE ha resuelto la falta de recipientes herméticos para guardar sus cadáveres, de los que no ha logrado proveerse durante más de un mes, abriendo un cementerio flotante de salmones donde continúan trabajando los operarios, sin protección alguna y donde se sumergen a diario los buzos de la empresa para seguir retirando cadáveres de peces. Las autoridades de los servicios de salud o la Dirección del Trabajo, increíblemente, aún no clausuran este foco infeccioso, permitiendo que los trabajadores y los buzos se expongan a la proliferación normal de graves patógenos que causa la presencia de materia orgánica descompuesta.

El medio acuático, expuesto también a esta gravísima contaminación, ha generado las reacciones alérgicas esperables en todo aquel que se atreva a hacer uso de su derecho al mar. La Foto 3 corresponde a una niña, habitante de Repollal, con múltiples erosiones en la piel como reacción a su contacto con el agua usada por AQUACHILE como un vertedero de salmones, como lo indica el modesto certificado médico extendido por los médicos locales (Foto 4). Por ese trozo de mar, que así ha contaminado, AQUACHILE también paga $ 7 el metro cuadrado y ahora, con seguridad, también planea hipotecarlo.

En las Fotos 5 y 6 se muestra similar situación ocurrida de Enero a Marzo del 2007 entre los habitantes de Cochamó (Estuario del Reloncaví, X Región) cuando ingresaron al mar dos semanas después de que cientos de cadáveres de salmones se depositaron en las playas recreativas, en Diciembre del 2006 (Foto 7).

La misma causa…los mismos efectos: habitantes del sur austral con su derecho al mar y la salud en peligro por la contaminación salmonera.

Sin embargo, ni la “fuga” de salmones en el Seno del Reloncaví ni la crisis sanitaria causada en Melinka, son los únicos eventos de degradación ambiental que ha generado la Industria salmonera en su despedida sin honores.

En Septiembre del 2008, la Asociación Gremial de Organizaciones de Pescadores Artesanales de Aysén (AGO) denunció la presencia de numerosos vertederos industriales sumergidos en los canales Jacaf y Puyuhuapi, en la Región de Aysén. Los pescadores artesanales detectaron balsas-jaulas completas sumergidas por las empresas y redes salmoneras llenas de cadáveres de salmones también bajo el agua (Foto 8). En su retirada, las empresas salmoneras se deshacen de todo lo que no les sirve usando al mar como su vertedero privado.

En Noviembre del 2008, unas 70 mil truchas se “fugaron” de un centro de la empresa PROVIDENCIA FISH FARMS ubicado en la Isla Job (XI Región) en las proximidades de un centro de la empresa MARINE HARVEST afectado por ISA.

¿Fuga o liberación de salmones enfermos para evitar los costos de la cosecha?.

Ya en Marzo, los pescadores artesanales de Melinka habían comunicado a la AGO que una empresa había cortado intencionalmente los fondeos de dos trenes de balsas-jaulas con sus respectivas cargas de salmones.

El 30 de Diciembre recién pasado, una barcaza que transportaba cadáveres de salmones hacia la isla de Chiloé, volcó su cargamento frente a la boca del Fiordo Comau, en Chiloé Continental y desde la noche del 7 de Enero de este año que ha comenzado, los pescadores artesanales del Estuario del Reloncaví han detectado la presencia de centenares de cadáveres de salmones en las costas de Bahía Sotomó, casi en la boca de este maltratado cuerpo de agua, con síntomas avanzados de un colapso ambiental también causado por la “exitosa” Industria salmonera.

Así responde el símbolo de la “imagen-país” a los castigos que le ha dirigido la Naturaleza, que debió soportar que millones de toneladas de excrementos de salmones y de alimentos no-digeridos se depositaran en el fondo marino, porque así lo continúan permitiendo las cacareadas normas ambientales vigentes; que debió soportar que miles de toneladas de antibióticos se inyectaran en las aguas marinas o continentales porque también está permitido por las normas vigentes; que debió soportar que, bajo el amparo de esas inútiles “normas vigentes”, millones de litros de pesticidas y desinfectantes tóxicos para la fauna acuática se vertieran al mar durante las labores para desparasitar a los salmones o desinfectar las estructuras de cultivo.

Nadie está encausado por ninguno de estos eventos de degradación de la Naturaleza, nadie está acusado de disminuir las posibilidades de sobrevivencia de la pesca artesanal, que no usa nada de lo que efectivamente usan los “exitosos”, para producir alimentos. Mucho menos, alguien está acusado de haber provocado uno solo de los eventos de degradación que componen la más extensa y grave contaminación ambiental que ha existido en Chile.

Por el contrario, bajo la batuta del Ministro de Economía, Hugo Lavados, que no se digna a responder las cartas que le dirige la pesca artesanal que no habla inglés y no celebra “Cenas Anuales”, una Mesa de Trabajo “Salmón” ha estallado en imaginación para crear los “Barrios Salmoneros”, es decir, condominios de centros de cultivos (o Colonias Dignidad…pero con salmones) para hacer MAS EFICIENTE a esta Industria.

Cuando ya no les queda casi centro alguno donde los salmones no tengan piojos de mar o virus ISA, los creativos integrantes de la Mesa de Trabajo “Salmón” han llegado a la conclusión de que deben ser “más eficientes”…

¿Más eficientes EN QUÉ?

Quizás si más eficientes en la destrucción de ese mar que tranquilo nos bañaba, sin riesgos de lesiones a la piel…hasta que llegaron los salmoneros. O más eficientes en la creación de “latifundios acuáticos”, hipotecables tras las debidas reformas constitucionales y legales que impulsan los Senadores y Diputados de la Bancada Salmonera en ambas Cámaras del Congreso, desesperados porque junto a los salmones se mueren parte o todas sus posibilidades de financiar sus próximas campañas políticas, para poder seguir ocupando un escaño desde donde han amparado la destrucción ambiental del Fin del Mundo.

Seguirá siendo, probablemente, la pesca artesanal HONESTA, instalada en la Patagonia chilena (Aysén y Magallanes) con la ayuda de organizaciones sociales y sindicales ajenas al mar, como lo son el Movimiento de Los Pueblos, la Coalición Patagónica contra las Represas, los estudiantes secundarios de la ACEUS, los pequeños comités ambientales como el de Calbuco, las Agrupaciones Culturales como Pichiwentru de Valdivia y los estudiantes universitarios que me escuchaban estupefactos cuando dictaba mis conferencias, los que resistirán este intento del Gobierno por regalarle a los salmoneros aquello que es nuestro y por el que les cobraba $ 7 el metro cuadrado para que en él hicieran los que se les ocurriera.

Confiamos, todos los que tratamos de crear un futuro para nuestros hijos (y para más de un nieto) sin tener que abusar ni del mar ni de nadie para conseguirlo, que basten estos pocos mujeres y hombres para restablecerle a la Naturaleza la dignidad que le han quitado en estos 20 años de intervención salmonera.
“…y ese mar

que tranquilo te baña,

te promete un futuro esplendor…”


(Himno Nacional Chileno).

Por Héctor Kol para EL Ciudadano
Programa Salmonicultura
AG-Pescadores Artesanales de Aysén (AGO)

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